Una de las principales características de la crónica –señala- es que permite ofrecer un rostro más humano de una situación o noticia en concreto. Por desgracia, los medios de comunicación y, por lo tanto, la sociedad en general se queda con el impacto cuantitativo de la tragedia, es decir, los más de 50 mil muertos durante el sexenio de Felipe Calderón. Cifra que impacta de cualquier manera, pero que finalmente no deja de ser un número, terrible, pero frío. Cuando conocemos la tragedia de cerca, cuando le ponemos nombre a la víctima, cuando sabemos (como ha sucedido en muchos casos) que era una persona que no tenía absolutamente nada que ver con el narco o con las fuerzas de seguridad, cuando conocemos a su familia, cuando conocemos su rutina, cuando conocemos su pobreza o la mala coincidencia, la perspectiva cambia. Narrar la tragedia de una sola persona puede ser tan contundente e igualmente impactante que una cifra. La crónica puede ofrecernos una perspectiva más cercana del conflicto. Debería ser imprescindible en los medios de comunicación impresos o digitales, pero sabemos que en la gran mayoría (si no es que en todos) lo urgente siempre está por encima de lo importante.
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"Crónica: arte sin invención", en Sinembargo.mx.
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